La proximidad con las FARC si estaba en el Ministerio de Gobierno
El implicado en la indagación de un presunto caso de tráfico de narcóticos y de influencias, Ignacio Chauvín, pareció para confirmar que las relaciones con las FARC sí estaban establecidas desde el Ministerio de Gobierno.
Chauvín, un dirigente de Movimiento país en Pichincha se desempeñó como subsecretario de Gobierno, cuando Gustavo Larrea estaba al frente de esa cartera de Estado. Hoy es vinculado en una investigación que lleva la Fiscalía de Guayaquil sobre un caso de narcotráfico en contra de tres hermanos Ostaiza, quienes oriundos de Malacatus – Loja, constituyeron en los últimos tres años una red de influencias al más alto nivel del poder constituido por Alianza País.
Dado por desaparecido, Chuavín, se entrega a la Fiscalía en Pichincha luego de hablar con los presentadores de televisión de los programas noticiosos con mayor sintonía en la mañana; ofrecer declaraciones públicas a los medios en las puertas de la Fiscalía, y de desplazarse en motocicleta y recibir vítores de partidarios de Alianza País, en plena calle. En esas declaraciones públicas se autocalifica de “revolucionario, amigo de Raúl Reyes el miembro del secretariado de las FARC, muerto en el campamento que había hecho su centro de operaciones en Angostura, ese apartado de selva ecuatoriana junto al río Putumayo en el frontera con Colombia.
La aparición de Chauvín puede ser interpretada bajo dos lecturas probables: le conviene al régimen su detención y juzgamiento para evitar el efecto bola de nieve causado por la especulación sobre los alcances de las relaciones establecidas por los tentáculos mafiosos narcos, o, simplemente, Chauvín consideró más seguro la cárcel que la clandestinidad. Pues si “puede decir muchas cosas”, como ha manifestado en declaraciones públicas, se comprende que es preferible estar preso que muerto.
jueves, 5 de febrero de 2009
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