AU D se encadena a Canal Uno por su dignidad
La escena no podía ser más patética. El cantante AU D (Martín Galarza) se encadena a las puertas de un canal de televisión como una manifestación de rechazo a los programas sensacionalistas que irrumpieron en su vida privada, hicieron pública su intimidad y hasta inventaron y exageraron algunas historias que solamente ocurrieron en la imaginación de reporteros de farándula.
Patética también fue la reacción de los programas de escándalo que acudieron a la cita e hicieron transmisiones en vivo desde el mismo lugar en el cual el cantante había escogido para exponer su inconformidad y su impotencia.
Franqueado por los mismos reporteros quienes responsabilizaba de haber manchado su nombre, su trayectoria; de haber destruido su hogar, inventado historias inexistentes y extendido sus vilezas a su familia; AU D, declaraba a periodistas e televisión los motivos de su protesta.
La transmisión en vivo colocó a los presentadores de ridículo amarillista en situación de paladines de las libertades, en particular de la expresión. Alguien que funge de abogado del diablo, aseguraba que desde el mismo momento en que el cantante es figura pública se asumía perdidos sus derechos a la privacidad y al buen nombre. Y otra no menos justiciera de las libertades expuestas en la exhibición de sus voluptuosidades recomendaba al artista cambiar de profesión si pretendía no ser objeto del escándalo público.
Los esfuerzos del cantante en este acto en defensa de su dignidad eran mostrados como elementos en su contra. Sin duda los programas sensacionalistas ampliaron sus indicadores de sintonía y mantendrán el tema en sus siguientes exhibiciones del irrespeto a los valores.
Claro, no faltarán nuevamente quienes justifiquen el escarnio al que son sometidas las víctimas de turno de semejante programación truculenta, hedonista y miserable. Y lo harán alegando a los principios de las libertades. Sin alcanzar a dimensionar que la libertad es un valor supremo, ideal, pero de convivencia y respeto por el otro. Y no un instrumento de vejación en unos medios que en su mediocridad solamente atinan a la afrenta.
miércoles, 10 de diciembre de 2008
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