lunes, 30 de marzo de 2009

La censura del CNE debería extenderse a los contenidos

La censura del CNE debería extenderse a los contenidos

El Concejo Nacional Electoral, CNE, solamente es una instancia de medida de tiempos y costos. Su acción debería extenderse a los contenidos de la propaganda electoral.
No es posible que los electores, ciudadanos y ciudadanas nobles e este país, estén asistiendo a un circo mediático y financiado con el dinero de los contribuyentes.
La ausencia de contenidos es evidente en la promoción de campaña: “Bla, bla, bla, bla”, se repite en una sinfonía de mal gusto que auspicia una candidatura presidencial; y en otra personajes de la más baja condición y apariencia exhiben en sus manos un balón de fútbol y se permiten invitar a votar por ellos porque aseguran “tenerlas bien puestas”.
Otros en un claro culto a la persona, solamente aciertan a auto calificarse de honestos, probos, experimentados y audaces. Y la propaganda oficial únicamente atina a relacionar la figara de los candidatos de elección seccional con la del presidente.
Ni un punto programático, ni una sola palabra en relación a los planes y programas de gobierno, y menos aún sobre una agenda establecida por la ciudadanía.
En donde quedó el discurso de la participación ciudadana, de la observación social, del compromiso ciudadano por el cambio. Categorías conceptuales con las que se levantó todo un texto constitucional en Montecristi.
Se les olvidó tan rápido la Constitución y las responsabilidades allí expuestas sobre derechos y libertades individuales, garantías y responsabilidades institucionales a los miembros del Consejo Nacional Electoral.
Ahora resulta que su única preocupación es si debe o no el Presidente emitir sus cadenas radiales de los sábados. Cadenas que cualquier neófito de la política y de la comunicación sabe que se trata de promoción del gobierno y en época de elecciones campaña electoral; pero para quienes integran el Consejo se les vuelve un tema de difícil resolución.
Sería bueno, que por sanidad del país, el Consejo Electoral cumpla con su trabajo y seleccione de manera responsable los mensajes que financia con dineros de los ciudadanos y censure aquellos que no contribuyen en nada a la invocación por un voto participativo y democrático.