viernes, 23 de mayo de 2008

¿Se debe renegar de la objetividad?

La tendencia a renegar de la objetividad, de la veracidad y de la imparcialidad en periodismo es una visión contagiada de la academia.
Rubén Darío Buitrón, periodista y escritor; el pasado jueves, en Cuenca, y ante un grupo de periodistas, ha propuesto renegar de la objetividad, la veracidad y la imparcialidad; en reemplazo de estas categorías, que han sostenido el análisis del periodismo en los medios masivos, ha propuesto la subjetividad, el ser críticos y el recoger criterios de verdad.
Y es que, Buitrón, interpreta objetividad como mentira e imparcialidad como arrogancia. “El periodista que afirma ser objetivo, decir la verdad y mantener imparcialidad, miente ¡eso es mentira! Porque eso ¡no existe!” recalcó ante los estudiantes, quienes han tomado notas, también, de su listado de recomendaciones para un manejo ético en los medios: equilibrio, honestidad, información libre de errores, pluralismo, apertura, veracidad, integridad, creatividad y otras cualidades y talentos que, por supuesto, deben cultivar y cuidar, todo el tiempo, el periodista y los medios.
El renegar de la objetividad, en ese empeño por alcanzar la verdad, es una tendencia que se originó en la academia, cuando teóricos, resistentes a la cosmovisión positiva y la aplicación de métodos empíricos propusieron como alternativa la visión subjetiva, aquella que indaga en las cualidades de los fenómenos, o de los hechos, la que reconoce que la interacción que se produce en el conocimiento es entre sujetos pensantes y no entre objetos y cosas. Otra posibilidad es la visión interpretativa y crítica. Pero Buitrón reniega también de la interpretación: afirmó que al periodista no le corresponde interpretar la realidad, sino mostrarla tal cual, en un juego de mediación entre los ciudadanos, las mayorías y el poder político. En una posición que la ubicó no contra el poder, pero sí frente a él.
La pregunta es: cómo se puede ser subjetivo y crítico, las categorías de Buitrón, sin la interpretación; cuando la condición de la subjetividad es la interpretación.
Una primera respuesta posible es dejar de caminar sobre los extremos; permitir esa flexibilidad que facilitaba el establecer el “punto medio” de la ética aristotélica. La objetividad y la subjetividad son maneras de ver el mundo, que facilitan conocerlo para poder explicarlo, predecir las consecuencias y establecer posibilidades de cambio. Formar periodistas con mentes lúcidas, capaces de establecer esas sutiles diferencias sí es emergente, como lo es, también, el que se cultive la razón suficiente para que el ejercicio de la interpretación y la crítica sea un aporte en el oficio.

Encuentro de los medios fue espacio de confesión

El director de un medio de comunicación, en Cuenca, confesó haber recibido ofertas por 35.000 dólares, para que en los espacios de noticias del medio que dirige sean entrevistados candidatos de un mismo movimiento político; oferta, que por su puesto, rechazó por consideraciones éticas. Aunque el director no precisó quien hizo semejante oferta ni el argumento que evitó denunciarlo de manera pública; el hecho ejemplificó en el Primer encuentro de los medios de comunicación del Azuay, efectuado en Cuenca, los conflictos de intereses que entran en juego en esa estrecha relación que entablan los medios con la política y el poder económico.
Los directores de medios, invitados al foro, hablaron de responsabilidades, de libertad de expresión y de prensa, de trabajo profesional, de pluralidad; y, también, lo hicieron de sus intentos de marcar diferencias. Como el que persiguen los canales locales de televisión: Telerama en la búsqueda de acercar la programación a lo que es todavía su eslogan “canal cultural”, aunque las expresiones culturales que se difunden sean diferentes y distantes de lo local y se insista, como alternativa y ante la dificultad de definir “cultura local” por considerarla “elitista”, en el documental científico, ambiental, biográfico y tecnológico.
Unsión Televisión ha fundamentado su programación y políticas del medio en la ética y la moral. Su director participó de la redacción del código de ética para la Asociación de Canales de Televisión Ecuatoriana; aunque permanezca como letra muerta. En ese código, dijo Eduardo González, se censura el escándalo, el amarillismo, la distorsión y “la loca carrera de ganar audiencias”.
El Comité de ética de los canales de televisión también reflexiona, sobre la influencia que tiene todo lo que hacen y exhiben los medios masivos sobre la colectividad; y, están concientes, que solo será posible que las programaciones cambien cuando los medios estén dispuestos a escuchar a sus lectores, oyentes y televidentes.