El morbo mediático oculta el valor informativo
Las cámaras concurrieron tras la búsqueda del dolor, la miseria y la ignorancia.
Sin ningún respeto por la familia del muerto un ejército de “periodistas y camarógrafos” invaden la intimidad familiar de los Carabajo, la familia de un joven que murió arrollado en una autopista de los Estados Unidos. Hurgan en los rostros de dolor, las expresiones de desconsuelo y completan su macabro producto comunicacional con frases hechas, descripciones de mal gusto, y luego complementan con la ubicación del escenario del drama en conjugación con la pobreza, el abandono y la miseria.
El pobre discurso periodístico se muestra en televisión con el complemento de rostros compungidos de presentadores de televisión expertos en exteriorizar y multiplicar lo que interpretan como sensacional.
Pero qué hay en la noticia de un hombre muerto por accidente, acaso la circunstancia de que ocurriera en los Estadios Unidos o en España hace diferente a si el accidente se produjera en cualquier avenida o calle de una ciudad del Ecuador. Porque para mostrar escenas de dolor en el drama íntimo que padecen las personas que pierden a sus seres queridos; les bastaría a los periodistas y camarógrafos cumplir guardia frente a las puertas de las casas de velaciones.
Si sólo el drama humano, el padecimiento y la miseria es noticia, pues para qué y por qué aguardar el amanecer en las salas de los aeropuertos, y seguir el cortejo fúnebre hasta remotas comunidades rurales; si rostros de dolor y gritos de llanto podrían encontrarlos en cualquier velorio.
Acudir a una cobertura con la única consigna del sensacionalismo obnubila al mediocre anunciador de la tragedia, y, lo que es peor, oculta la información trascendente y realmente importante.
En esa suerte de avidez por el escándalo las coberturas de temas de los dramas humanos de la migración y de “justicia indígena”, consideran al campesino pobre como objeto manipulable. Y al hecho noticioso como el drama necesario para afectar al televidente. En esa pérfida actividad alejada de los principios, en los noticieros de televisión se mostraron esta misma semana imágenes tras el manipulado anuncio de “justicia indígena”, de adolescentes maltratados por hombres y mujeres, eran sus propios padres obligados por ese círculo de poder y presión de la masa llamada comuna y la presencia solicitada de las cámaras de televisión y periodistas a castigar con abominables flagelaciones y a someterlos a la vergüenza pública, sus delitos hurtos adolescentes.
Así muestra la televisión y los otros medios a toda una comunidad de personas dignas, tan solo ocupándose y ensañándose con sus particulares momentos de descomposición, ebriedad y drama. De esa manera se magnifica el drama y quedan ocultos y permanecen invisibles todos los otros valores presentes en una sociedad magnífica y diversa.
jueves, 19 de febrero de 2009
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