Las encuestas hicieron reaccionar a un régimen arrogante
La arrogancia es mala consejera, casi como el cinismo en el amor. Tarde o temprano la verdad le pone de cara contra la realidad.
Esa aproximación a la realidad tiene como facultad las encuestas, se crea o no en ese recurso metodológico y técnico que un día irrumpió en la investigación para ajustar dos de sus finalidades: la proyección y el cambio. Y es que, conociendo lo que puede pasar se puede corregir el timón, se es que se está aun a tiempo.
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miércoles, 6 de agosto de 2008
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