sábado, 22 de noviembre de 2008

Los deudores de buena fe

Los deudores de buena fe

El informe de la comisión de análisis de la deuda externa puso nerviosos a muchos.
El expresidente Sixto Durán Ballén, es uno de los que han salido a advertir que el informe tiene una intencionalidad política y que sin embargo sus actuaciones para el endeudamiento, en más de 50 años de vida pública, fueron actos de buena fe. Sin deuda no hubiesen sido posibles las carreteras de integración entre Quito, Guayaquil y Cuenca, ha dicho en declaraciones a la televisión.
Un informe de deuda en el que se advierte que no todo el endeudamiento fue canalizado para obras, y que en un mayor porcentaje, casi de vergüenza, hasta de 92 por ciento, se pagaron estudios y consultorías; y en otros se negociaron intereses muy particulares de consorcios extranjeros. Hay reconocimientos de deuda malhabida que por vergüenza gobiernos como el de Noruega terminaron condonando en un claro acto de expiar culpas ajenas.
Se denuncia la intervención de los prestamistas en políticas internas y presiones para la implantación de modelos de administración en los cuales se emprendió la privatización de empresas del sector público, reducción del tamaño del estado, y otros mecanismos que lo único que buscaban es garantizarles los pagos suficientes y oportunos.
Sin endeudamiento este país no tendría carreteras, ni hospitales, ni escuelas; la pregunta es ¡acaso los tiene? en la medida y proporción de lo que significó el tamaño del endeudamiento y el costo social que vivimos. Claro que es un instrumento político el informe de deuda, como políticos fueron en su momento quienes tramitaron el endeudamiento. Lo que resta determinar es sí esos procedimientos fueron legítimos o ilegítimos.
Si hay que sentar en el banquillo de los acusados a una docena de ex presidentes, hay que hacerlo; aunque la Asamblea Constituyente ya haya exculpado a uno de ellos (Gustavo Noboa) mediante la figura de la amnistía, amnistía que quizá, por ese otro mecanismo de la jurisprudencia vaya a exonerar de culpabilidad a todos los demás, incluidos subalternos, prestamistas, y todos. Pues la amnistía no suspendió las responsabilidades, sino la infracción.

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