Consultorio Ético con Javier Darío Restrepo
Wilson Gárate Andrade, Universidad de Cuenca, Ecuador 3/21/2008 Consulta 849.
El diario El Tiempo publicó una foto que debió rectificar porque la información dada era falsa. ¿Cómo interpretar esto desde la ética?
Respuesta
En los análisis hechos en Colombia sobre este error, se han destacado los siguientes puntos:
1. El incorrecto manejo de las fuentes. El periodista le concedió a su fuente ( un vocero de la Policía) una credibilidad que no se le debe conceder a nadie. En efecto, recibió su material sin comprobación alguna, por ejemplo, de algún funcionario de la embajada ecuatoriana. Sin embargo, al tratarse de una foto en que los rasgos de los dos personajes son semejantes, la equivocación del periódico es explicable aunque de ninguna manera justificable. Es un mandato de excelencia, por tanto un valor ético, hacer lo humanamente posible para entregar la verdad de los hechos.
2. Fue insuficiente la valoración de la importancia de la foto y de las consecuencias políticas de su publicación, en el día mismo en que se reunían los cancilleres en Washington. En esta oportunidad fue palpable el error que representa no medir con cuidado los efectos de una publicación periodística. Preguntarse sobre la oportunidad periodística de una foto es sólo el comienzo; deben valorarse sus efectos, sobre todo cuando se trata de asuntos sensibles como la relación en crisis de dos gobiernos.
3. También se anotó la posible toma de partido del periodista, del editor o de quienes hayan decidido la publicación. En efecto, una primera lectura deja entender que se trataba de respaldar la posición colombiana en su disputa con Ecuador, y de proporcionarle armas a la cancillería colombiana, actitud propiciada por una posición nacionalista que siempre es mala consejera para los periodistas en este y en cualquier conflicto. La tarea del periodista es la de servir a los lectores- que pueden ser colombianos, ecuatorianos, chilenos o chinos- con la verdad de los hechos, tal como es posible obtenerla dentro de sus capacidades.
Asumir una posición nacionalista es adoptar las técnicas y puntos de vista de un propagandista, que solo ve las cualidades del producto que promueve y silencia sus defectos. El periodista da a conocer lo uno y lo otro. Finalmente: todo lo que se ha anotado hasta aquí, es posible verlo y decirlo a posteriori, igual que los estrategas de escritorio, hábiles para describir cualquier batalla perfecta, cuando todo ha concluido y desde sitio seguro. Es posible que cualquiera de nosotros en las condiciones de los periodistas de El Tiempo involucrados en el episodio, hubiéramos cometido el mismo error. Lo importante y útil es aprender de ese error ajeno para no reproducirlo en el futuro, cuando se den condiciones similares. Que pueden darse.
Referencia Bibliográfica
En realidad el personaje de la fotografía no es el ministro Larrea, sino el dirigente comunista argentino Patricio Etchegaray, como quedó establecido ayer, cuando ya la publicación se había difundido ampliamente. Un error lamentable, que reconocemos sin vacilar y que, más allá de El Tiempo, afecta la credibilidad de la causa colombiana en el debate diplomático de la OEA y las múltiples informaciones, varias de ellas comprobadas, encontradas en los computadores de las FARC.
El tema, además, apunta a una cuestión de fondo del periodismo; la relación con las fuentes y la atribución de las informaciones. La fotografía procede del computador del guerrillero. El parecido con el ministro ecuatoriano es notable. . La foto fue entregada de manera no oficial (y precipitada, pues el material era aún objeto de investigación, lo que no se dijo al periódico) por la Policía. Y fue esa fuente la que identificó al ministro como el personaje fotografiado. Pero más allá de las intenciones de la fuente al entregar la foto y de sus eventuales repercusiones políticas hacia la reunión de la OEA, este diario falló en sus procedimientos de verificación (una cosa es un parecido, otra cosa es que se trate de la persona en cuestión) y falló al no atribuir claramente la información a la fuente, en lugar de asumirla como propia.
Un doble error que afecta la credibilidad del periódico y que nos obliga a reforzar los mecanismos internos de verificación y control para que esto no vuelva a ocurrir. Y que nos lleva a pedir, desde este espacio, excusas al ministro Gustavo Larrea y al gobierno de Ecuador. (Del editorial “La foto que no era” publicado por El Tiempo de Bogotá el 18 de marzo de 2008.)
Segunda consulta
Consultorio Ético con Javier Darío Restrepo
Wilson Gárate Andrade, Universidad de Cuenca, Ecuador 3/21/2008 Consulta 847.
En el conflicto que superaron Ecuador y Colombia los medios y periodistas de cada país orientaron sus discursos en la misma dirección de los mandatarios respectivos. No hubo el punto medio aristotélico. ¿Hubo algo reñido con la ética en ese comportamiento?
Respuesta
Quiero recordar inicialmente que la ética es un deber ser de las personas y de su ejercicio profesional. No es un reglamento, ni un manual de comportamiento; es una voluntad de llegar a un ejercicio personal y profesional de excelencia. Desde este punto de vista el comportamiento mencionado no es de excelencia. En efecto: la independencia aparece como un ideal para la actividad del periodista.
Si se la aplica en situaciones como esta, le señala al reportero la necesidad de mantener distancia respecto del poder, cualquiera que él sea, y de estar cercano al lector y, a través de él, a toda la sociedad.. Se trata de comunicarle a esta sociedad un conocimiento suficiente para participar y decidir en libertad. Ese conocimiento tropieza con obstáculos graves en situaciones como esta, porque aparece una fuerte tendencia hacia los nacionalismos hirsutos que son los que inspiran la idea de “con mi patria, con razón o sin ella,” Que inspira todas las heterofobias y xenofobias. Esta clase de nacionalismo impone una mirada heterofóbica de los hechos, desde el sentimiento y no desde la inteligencia; propicia reacciones emotivas e irracionales, que son las que se descubren en el fondo de las grandes equivocaciones históricas de las sociedades porque velan la visión serena e inteligente de la realidad.
Al periodista le corresponde la misión de dar ese conocimiento y, por tanto, es su deber mantener el equilibrio o justo medio entre los polos en conflicto. Desde ese justo medio él puede tener una visión de conjunto, no enturbiada por la pasión, sino iluminada por la voluntad de servir al bien de todos.
Referencia Bibliográfica
La heterofobia, es decir, la desconfianza, el miedo y hasta el odio contra todos los que no pertenecen a nuestro grupo- hunde sus raíces en mecanismos atávicos de socialización, cuando la pertenencia a un grupo implicaba ante todo hostilidad frente a quienes no eran de la tribu, o no esan como los de la tribu deben ser.
Lo que en su día fue un impulso útil para las formas primitivas de sociedad humana, hoy se ha convertido en algo que corresponde a primitivismo colectivo dentro de la sociedad moderna, es decir, una enfermedad moral. Lo característico de nuestras sociedades actuales es el reconocimiento de la pluralidad de los grupos y de la autonomía de los individuos.
La organización moderna de las sociedades ya no se considera como prolongación institucional de una entidad colectiva “natural” anterior, llámese pueblo, nación o como fuere, sino como la armonización pactada (convencional) de grupos previos que deponen sus antagonismos por la fuerza del derecho y por el derecho de la fuerza y se avienen al útil artificio de formar una unidad superior.” Fernando Savater. Diccionario Filosófico. Planeta, Bogotá 2000. pp 166, 167.
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