Correa es nuevamente el eje de las campañas
Los contenidos del proyecto de nueva Constitución dejaron de importar en el mismo momento en que la oposición arremetió contra el texto y el oficialismo reconoció que se habían incluido algunas barbaridades que necesitarán de correcciones.
Lo contenido en 440 artículos y 30 transitorias importan y mucho, cuando la mayoría de principios son susceptibles de interpretación. Y no me refiero solamente a lo que se escucha que para el oficialismo es bueno para la oposición es malo; sino a toda la carga ideológica acumulada en los artículos que han recibido descalificación y crítica.
Tras los extensos enunciados de los derechos y de participación ciudadana se escondió la imposibilidad de declarar como oficiales a las lenguas nativas, y se las limitó a los espacios geográficos de sus circunscripciones, y, por lo tanto, a su condena inevitable a la extinción.
Se negaron a asumir de manera expresa el reconocimiento de la propiedad privada, y en su lugar enunciaron y enumeraron distintas formas de propiedad que dejan abierta la interpretación y posibilidad de la usurpación de las propiedades que no “cumplan función social y ambiental”. Es más, Correa entrevistado el domingo, en casa propia, ha manifestado que ese articulado le permitirá “hacer de cada ecuatoriano un propietario”, y, claro, ha subrayado que el proyecto prohíbe cualquier forma de incautación. (¿Cómo se explica una redistribución de la propiedad de la tierra sin incautaciones?) Asegura, Correa, que se optará por el pago de indemnizaciones al justo precio de las propiedades.
La gratuidad de la enseñanza superior también genera dudas, y las razones son de peso: Ya antes la constitución ha garantizado la enseñanza gratuita de los niveles primario y medio y fijado presupuestos del 30 por ciento del general del Estado, que jamás se alcanzó a entregar. Ahora se incluye la enseñanza superior, la que, desde luego, exige todavía mayores recursos.
El gobierno pide confianza y esperanza. En realidad esas dos palabras han alentado al pueblo que busca un cambio de vida. Y han motivado a su única forma de participación: acudir a las urnas a depositar sus votos.
Mientras la campaña por el SI se empeña en responder a las críticas de los sectores conservadores de la iglesia; la estrategia del NO intenta convencer que este no es el momento ni la forma de implementar los cambios “Dile a Correa que esa no es la manera” advierte un anuncio televisivo de la UDC, en uno de los primeros anuncios de campaña por el NO. Correa se convierte así en el eje de la propaganda y es el anuncio de la tónica que se mantendrá en las próximas semanas.
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