Investigación y docencia: el reto para las Universidades
Las Universidades, como quizás ninguna otra institución, son el reflejo y representación de su entorno inmediato, la colectividad. Así consideradas se han mantenido por décadas como formadoras de profesionales con suficiencia académica para afrontar el crecimiento de las ciudades y regiones en las cuales se propició su propio surgimiento.
El universo de oportunidades de formación constituyó siempre motivo de preocupación de las autoridades regentes de las Casas de Estudios; y en particular en el Austro, en donde hay casi una decena de Universidades que ofrecen formación humanística y técnica, en vastos campos de conocimientos y sus especificidades.
La multiplicación de universidades ha seguido a la multiplicidad de intereses manifiestos de formación, como necesidades reales de la región; y otras se han impuestos siguiendo la lógica de crecimiento de distintas regiones, ciudades y países.
Se podría ilustrar que las universidades han crecido en lo horizontal. Pues en una extensión lineal de menos de 30 kilómetros se ubican las diez. Surge, entonces la pregunta si, acaso, en una dirección vertical también han desarrollado las universidades. Podemos advertir que sí, desde luego, sería inapropiado el no reconocerlo; pero, y entonces, ese crecimiento fue acelerado o suficiente y pertinente para alcanzar esa que es la entelequia en los Centros de Estudios Superiores: la excelencia. Será justo reconocer, también, que no. Que los ideales de la Universidad, en su conjunto aguardan; y esperan la suma de varios factores tanto internos: (capacitación de docentes, mejoras administrativas y de infraestructura, fortalecimiento de la participación estudiantil, pero en actividades académicas). Así como, externos (mayores presupuestos y conexiones para actualizaciones permanentes en casi todos los ámbitos).
La investigación es otro propósito universitario pendiente. Los centros de estudios han emprendido y con gran impulso el tratar de fomentar iniciativas docentes encaminadas a la investigación. Su consecución se verá manifiesta y con los beneficios para el prestigio de las academias de la región y, sobre todo, como complemento indispensable en la práctica docente y de formación integral de los estudiantes.
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